El 18 de mayo de 1967, Los Rolling Stones grabaron la canción más popular de su disco más controvertido: “Their Satanic Majesties Request”. Fue la primera y única vez que la banda experimentó con la psicodelia de su tiempo.

¿Hay algo más psicodélico que un arco iris? Durante 1967, The Rolling Stones experimentaron por primera y única vez con la psicodelia. Y no estuvo mal, aunque muchos, muchísimos, hayan dicho lo contrario.
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Editado a fines de aquel año, Their Satanic Majesties Request fue, entre otras cosas, una respuesta necesaria al Sargento Pepper de The Beatles, de junio del ‘67, disco que marcó la cancha del Verano del Amor.
Their Satanic Majesties Request, paréntesis lisérgico
El sexto álbum de Los Stones fue también otras dos cosas no menos trascendentes. Fue la última vez que miraron de reojo qué iban haciendo Los Beatles y fue la última vez que trabajaron con su mentor, Andrew Loog-Oldham, el productor que logró -entre otras cosas- que no murieran en el intento de ser contemporáneos de sus admirados vecinos de Liverpool.
Loog-Oldham comenzó el disco, pero se fue -del disco y de la vida de la banda- harto de muchas cosas alrededor de la banda y, por qué no, de él mismo como productor de la banda.
“Their Satanic Majesties Request”, nombre que alude a un texto que aparece en el pasaporte británico: “Her Britannic Majesty requests and requires…” (Su majestad británica, solicita y requiere…), es una colección de once canciones experimentales, caóticas y sensoriales, en las cuales sobresale por última vez la curiosidad musical y creativa de Brian Jones.
El guitarrista fundador de la banda era un destacado multiinstrumentista que buscaba probar nuevas sonoridades y darles otros colores a las canciones de Los Stones. Por caso, el característico sonido de “Paint it Black” es un sitar tocado por él.

En el caso de “Their Satanic Majesties Request”, serán el melotrón, la flauta dulce, el vibráfono, el dulcimer eléctrico y el concert harp, entre otras rarezas dentro de la sonoridad stone.
Todo 1967 era psicodelia, todo se percibía y sonaba psicodélico. Canciones como “Sing this Song Togheter” y “Citadel”, bien podrían haber sido parte de “The Piper at the Gates of Dawn”, el debut de Pink Floyd grabado en el estudio de al lado del de Los Beatles, que, en simultáneo hacían “Sargent Pepper”.
Ella es un arco iris
Pero ninguna sobresalió como “She’s a Rainbow”, el hit definitivo de “Their Satanic Majesties Request”. Pensada como si fuera una cajita musical, y efectivamente así es como suena, la canción se destaca por el piano vibrante de Nicky Hopkins, uno de los colaboradores más cercanos a Los Stones; el melotrón tocado por Brian Jones y la sorprendente interpretación vocal de Mick Jagger, más luminosa que de costumbre.
Los arreglos de cuerdas fueron del todavía ignoto músico cesionista John Paul Jones, a quien todavía le faltaba un par de años antes de convertirse en John Jones, el influyente bajista de Led Zeppelin. Por cosas como estas es que “Their Satanic Majesties Request es”, más allá de todo lo que se diga de él, es un disco con muy buena música.
Pero volvamos a “She’s a Rainbow,” canción que abre el Lado B del disco. Escrita por Jagger y Richards, fue pensada desde un principio como cuando se abre una cajita musical, tal como lo reconociera el guitarrista muchos años después. La idea fue tomada de manera literal por todos porque así es como efectivamente suena, a partir del piano barroco de Nicky Hopkins para luego detenerse.
Un detalle son las voces de fondo que fueron aceleradas para simular una especie de coro de dibujos animados. Otro detalle de la canción y muy propio del disco, es la sección de cuerdas con los arreglos del futuro bajista de Zeppelin.
Eternas majestades satánicas
La canción se grabó el 18 de mayo de 1967 en el Olympic Studios, de Londres, unas semanas antes de que Andrew Loog Oldham abandone el lugar harto de todo. Fue publicada como single recién en diciembre de aquel caótico año stone.
“She’s a Rainbow” forma parte de un disco tan caótico como el tiempo en que fue grabado. Le tomó casi un año a la banda hacerlo y, sobre todo, terminarlo. Sumergidos en serios problemas legales por una causa de drogas, Jagger y Richards lucían imprevisibles dentro -y fuera- del estudio.
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caso estimulado ese estado por las drogas psicodélicas y profundo cambio que implicó soltarle la mano a su histórico mánager y productor para ser ellos mismos sus propios productores, “Their Satanic Majesties Request” es una obra de arte que el tiempo puso en su lugar. Pero hizo algo más: los renombró. Desde entones y para siempre, Los Rolling Stones fueron Sus Majestades Satánicas.