
Cada vez que Marilina Bertoldi sacó un disco lo presentó en Neuquén. Así fue con Prender un fuego, premiado con el Gardel de Oro en 2018; con Mojigata en 2022; y ahora vuelve a suceder con el reciente Para quien trabajas Vol. 1, editado en mayo pasado.
Y cómo sucede con cada disco de Marilina Bertoldi, es el resultado de una búsqueda que nunca es solo musical. No por nada, cada vez que toca es más que un concierto, es un acto performático al que le pone su cuerpo.
Para quien trabajas Vol. 1 es otro modo de (re)visitar los 80. Si en Mojigata, el sonido remitía a los oscuros 80 en clave postpunk, con guitarras áridas y tonos a media luz, en su nuevo disco Marilina levanta la persiana y deja entrar la luz de esos otros 80, los de la new wave, más brillantes y sintéticos. Más electrónicos y menos graves. En definitiva, no cambia de década, pero sí de colores. Y de lugar.
Si en Mojigata era los oscuros 80 de allá, los 80 de Para quién trabajas Vol. 1 son los oscuros 80 de acá, los 80 argentinos. Suenan arreglos del García ochentoso, suenan arreglos que remiten a Fricción, a Richard Coleman. Y suena Sumo, acaso el nexo más obvio con el postpunk de Joy Division y Echo & The Bunnymen que hacen eco en Mojigata.
Marilina hace algo que suele suceder en el cine, pero no en la música: inspirarse libremente en la obra de otro para hacer una propia. Y eso es “Autoestima”, una canción inspirada libremente en “Mejor no hablar de ciertas cosas”.
Las letras, en cambio, siguen siendo igual de provocativas, pero en modo que apela al entrelineado y no tanto a la bajada de línea más evidente. Por caso, el nombre mismo del disco, que también es el de la canción que abre el álbum. Para quién trabajas es una pregunta que creemos hacernos pero que no, y de la que creemos conocer su respuesta, pero no. También funciona como un recordatorio del lugar que ocupamos en todo este lío. Y de que, como la propia Marilina en la tapa del disco, damos la cachetada, pero también la recibimos.

Otro buen ejemplo es “El gordo”. “Van a despertar al gordo/ Y no sé, no sé/ Qué van a hacer con eso”, comienza diciendo. “Puro destrato y odio/ Me tratas como un ogro/ Y yo me quiebro poco a poco/ Y no sé qué van a hacer con eso”. Sigue diciendo más Marilina, pero lo que no dice, lo que nunca dice es quién es ese gordo. Todos tenemos un gordo dormido que convendría no despertar. O sí. Pero si es que si, más vale que sepamos para qué.
Antes del show en Neuquén, Marilina Bertoldi habló con nosotros para una nota que originalmente se publicó en Diario RÍO NEGRO y que ahora compartimos en Patagonia Sónica.
P: ¿Cómo pensaste un disco así para el vivo?
R: Cuando lo grabé no pensé para nada en el vivo. Sí me resulta complicado después adaptarlo, no es fácil, pero me gusta pensar el estudio y el momento del estudio como esa cosa que después no lo podés repetir.
Elijo ser lo más creativa posible y usar todas las herramientas que me permite un estudio, poder grabar, poder hacer un millón de cosas. Entonces, no pensé para nada en el vivo. El momento de hacerlo igualmente fue un momento en el que yo ya había avanzado bastante en hacer este disco que me llevó unos dos años.
Entonces siento que tuve que buscar a las personas que pudieran ser súper ágiles en tocar un montón de cosas. Fue complejo, pero lo encontramos finalmente. Está buenísimo lo que logramos, es muy distinto a todo lo que yo vengo viendo.
Además, yo estaba atravesando como un momento -y lo sigo atravesando- en el que, como te digo, esto de la performance, es como me encontré con el mundo drag y estoy completamente embebida en eso, muy metida.

«Estoy descubriendo una hiperfeminización muy típica del drag que me queda como un guante, me queda clavadísimo. Es como exactamente lo que necesitaba experimentar».
Marilina Bertoldi
P: ¿Qué encontraste, por qué te sentís más cómoda ahora?
R: Hay algo que yo durante toda mi vida estuve buscando porque de alguna manera u otra no me podía encontrar en el género establecido. No me sentía nada de lo que podía encontrar y observar y que estaba habilitado para mí.
Y hace un tiempo ya, y fue muy gradual, me encontré con el mundo drag y entendí que, así como yo tengo mis facetas y mis cambios rotundos, también lo tengo con mis géneros. Entonces estoy descubriendo una hiperfeminización muy típica del drag que me queda como un guante, me queda clavadísimo. Es como exactamente lo que necesitaba experimentar.
Era mi lugar y por eso digo que me está transformando ya a un nivel mucho más personal también en mi vida.
P: Ese no encontrar el lugar entiendo que no tenía que ver solo con lo musical. ¿Cómo fuiste dándote cuenta de este descubrimiento?
R: Bueno, el primer paso se dio cuando empecé a trabajar con mi vestuarista, con Segundo, y también las chicas que hacen makeup y pelo, Corla y Rocío, quienes de repente, en algunas propuestas de Mojigata, me proponían como un drag más tímido, pero un drag al fin y al cabo. Y me parecía divertido, pero al principio fue como bueno, no sé si lo voy a hacer bien y de repente salí al escenario y estaba completamente transformada. Me encantaba poder ser esta otra persona, esta cosa del alter ego, pero muy típico de ese ambiente que es muy específico.
Fue así como empecé y después ya lo empecé a pedir yo, pedir cómo hacerlo y ya lo estaba haciendo sin siquiera darme cuenta, pero me queda un camino por recorrer porque es un mundo muy enorme y muy hermoso.
[Marilina Bertoldi en Neuquén: «A la mojigata que yo fui la quiero matar todos los días de mi vida»]
P: ¿Musicalmente cómo lo fuiste acompañando?
R: Musicalmente en realidad fue como que la trayectoria es otra y es aparte, no la pego a la performance. Sí busqué otras cosas porque estaba cansada de sonar de una manera y en esa búsqueda entendí cuáles eran algunos elementos que si yo los cambiaba me iba a dar un sonido más fresco. Por ejemplo, la batería tocada, la acústica, las guitarras, todo el tiempo, como el elemento lead, digamos, instrumental de la orquestación.
Después eso me hizo cantar a mí de otra manera, me hizo bajar mucho los decibeles, me hizo empezar a cantar más bajito. Son cambios muy grandes que creo que, si uno escucha mis discos y de repente escucha este, nota claramente el cambio más abrupto de todos, que es este disco que suena a máquinas de ritmo, a sintetizadores, a teclas, a samples… hay otra cosa, es otra época.
P: ¿Qué me podés contar del sonido, que es muy particular, por cierto.
R: Es muy particular, sí, es muy personal. A mí me gusta muchísimo, creo que es un disco muy fresco en esta época, sobre todo se lleva como esa característica: tiene esta cosa artesanal, esta cosa que tiene como pequeños chistes, pequeños déjà vus, incluso; y llamadas de atención a discos y artistas muy conocidos de Argentina. Una sonoridad muy propia y a la vez creo que esta manera de cantar de la que hablábamos justamente, lo que hace es que me hace hablarle como más cercano a alguien. Si no estás cantando, estás más bien hablando, estás cantando bajito, estás cantando en un tono más hablado y creo que termina teniendo un efecto más cercano.
A mí me parece que está muy aggiornado y eso es lo que más me gustaba, encontrarle también algún disco y buscarle una vuelta de rosca para que esté más en la época. A su manera tiene sus particularidades, pero es un disco que tiene muchos elementos utilizados como a mí me gusta de la época.
P: Cuando hablas de la época, que son los 80, hay referencias explícitas, muy explícitas, y otras no tanto, que hay que parar un poco la oreja, pero están ahí. ¿Por qué decidiste visitar esas épocas sonoras en este disco en particular?
R: Tienen mucho que ver con que es como una manera de unir la producción al discurso, si se quiere. No solamente las letras pueden hablar de una época, creo que hay ciertos guiños que uno hace que te completan la peli.
Y ahí es donde yo sí estaba hablando, me sentía que se estaba hablando de la actualidad, de un momento difícil que siento que se repite, de ciertas cosas que tienen que ver con cosas muy argentinas que nos pasan aún hoy en día. Me parecía lógico, sentía más real sonar las canciones a los artistas de acá. Es como retomar un poco eso y darle una vuelta.
A mí me gusta mucho el rock, y cierto rock, entonces es como un poco mi influencia más grande cuando compongo.
Marilina Bertoldi
P: En “Autoestima” decidís utilizar una parte literal del tema que visitás, que es “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo. Tu canción está basada libremente en la de Sumo. No es habitual eso en la música.
R: Se fue dando, de repente se me fue ocurriendo mientras fue sucediendo hacer un tema así y decidí a partir de ahí no escuchar el original. No le di play para no robarle nada, sino basarme más bien en las sensaciones, como hacer una canción hermana.
P: ¿Y a vos qué te pasó con ese tema de Sumo en particular?
R: Me parece que esa canción habla mucho de nuevo y siempre recurro más al déjà vu. Como que quería generar más eso, como esto yo ya lo escuché, pero lo vas a escuchar al otro y no es lo mismo, pero es, pero no es. Es como esto ya lo conozco.
Lo mismo al usar el sample de él fue una decisión porque la puse para probarlo y le dio como un poder extra a la canción, me dio piel de gallina, de repente grito del inicial y después, cuando aparece la frase, era como que lo subía, si no, no lo ponía, era solo para panfarronear (risas).

P: Si en Mojigata te diste una vuelta por los 80 de allá, Para quien trabajas es otra forma de visitar los 80, pero desde acá, nuestros 80. Cambiás de disco pero no de época.
R: Totalmente. A mí me gusta mucho el rock, y cierto rock, entonces es como un poco mi influencia más grande cuando compongo. Lo quiera o no, son esas épocas, porque para mí es el tipo de música que a mí me gusta, por cómo soy yo también, porque es como que va muy bien con mi personalidad, tiene esta cosa irreverente. Y era una época del rock contestatario, del rock rebelde, del rock, no me interesa si te gusta esto o no, acá está, en tu cara.
Para mí fue una época dorada que a mí me gusta mucho, y por eso siempre es como que estoy un poco con el pie ahí, porque me parece que si voy a ser rock, si quiero sonar rock, eso es el rock.
P: ¿Por qué el nombre del disco y por qué volumen 1? ¿Hay otro o es un juego también que no necesariamente habrá un volumen 2?
R: Hay otro, solo tengo que ver cuándo lo saco, no va a ser pronto, me gusta la idea de esperar ahora. Pero sí, un poco me comprometí a mí misma a sacar eso en algún momento y no guardarlo como guardo muchas cosas.
Y el nombre se refiere más que nada a la época. Para mí todos sufrimos distintos problemas que tienen una misma madre y es un mismo jefe que tenemos que no le conocemos la cara. Y estamos todos peleándonos entre nosotros, mientras nos distraen -básicamente con estas peleítas entre nosotros que no son reales- y señalan siempre un demonio nuevo, un demonio distinto que siempre una minoría, ocasionalmente somos las mujeres o somos las personas queer o somos inmigrantes, y en realidad me parece que las personas que más daño hacen, las minorías que más daño hacen, son las personas que están arriba de todas, las más poderosas que son el 0,1%.
Este disco lo terminé sola y lo llevé a un estudio y dije es esto, acomodemos las cosas que haya que acomodar, pero este es el disco y estaba sonando de principio a fin exactamente como lo escuchan hoy y fue hermoso.
Marilina Bertoldi
P: ¿Qué fue pasando con vos musicalmente como artista entre aquel disco Mojigata?
R: Lo que sucedió fue el dúo que hice. Para mi fue un experimento enorme hacerlo, jugado también, porque era lo que no tenía que hacer en el momento en el que no lo tenía que hacer y lo hice porque necesitaba sentir ganas de subirme a un escenario y a tocar mis temas. Los reversioné a todos, me puse en plan productora arreglista, con muy pocos elementos, cosa de tener que ser muy creativas para sostener un formato como ese, salimos de gira durante más de un año y estuvo buenísimo. Yo me sentí increíble, sentí que nunca había tocado tan bien la guitarra.

P: ¿Por qué dijiste que era lo que no tenías que hacer y qué se suponía que tenías que hacer, pero hiciste esto otro que evidentemente te hizo muy bien?
R: Es que en ese momento en el que yo tenía que estar haciendo una gira con mis temas tal cual los venía haciendo aparecer en todos los festivales posibles, con un formato clásico de una banda de rock a defender mis canciones y que la gente vaya a escucharlas tal cual las escuchaba en la radio o en Spotify y no lo hice. No fui a sostener eso porque eso es algo que lo tenés que sostener, no lo tenés que dejar caer, es una empresa que va creciendo, vos vas tocando cada vez más y esto empieza a pasar y yo la verdad es que me parecía lo más aburrido y lo menos creativo del mundo; entonces, dije bueno listo se terminó, presenté Mojigata por todos lados, nos fue muy bien y ahí cuando había que dar ese paso dije yo voy a hacer otra cosita (risas).
P: Y ahí te habrán preguntado ¿vos sabes para quién trabajas? Y la respuesta vino tres años después
R: Sí, exactamente (risas). Necesitaba sentirme inspirada y que lo que haga no lo voy a hacer depender de nada. Necesito que pase por otro lado y fue un muy buen recordatorio para mí y salí mucho más inspirada que nunca, me super agradezco haberlo hecho. Económicamente no fue la mejor decisión, me fue bien pero no es lo mismo y no me importa, lo hice igual.
P: Sentís que esa decisión y ese proyecto te permitieron hacer este disco y que si no hubieras hecho aquello este disco no habría sido otro disco
R: ¡Totalmente! Es que me dio más confianza porque imaginate hacer algo tan jugado. Yo tuve muy buenas críticas de parte de gente que admiro un montón. Incluso en festivales era donde más se lucía ese formato y lo que llamaba mucho la atención era lo jugado que era. Yo quiero hacer algo distinto siempre y ese proyecto me reconfirmó eso, y no solo eso, sino también la seguridad que lo puedo lograr si me pongo a hacerlo y ahí es donde me dediqué a hacer esta disco sola. Después se sumó el Mariano Otero, pero este disco lo terminé sola y lo llevé a un estudio y dije es esto, acomodemos las cosas que haya que acomodar, pero este es el disco y estaba sonando de principio a fin exactamente como lo escuchan hoy y fue hermoso.



